febrero 22, 2010

Prometer no empobrece

Prometer no empobrece. Esa es la estrategia que siguen los políticos, aprendida y pulida en 70 años de priato, cuando la figura del Presidente aun tenía peso, por el motivo que fuera pero tenía peso. Presidencialismo puro, donde declarar era más importante que actuar. Por fortuna esto terminó en el 2000, con la cada vez más dudosa alternancia política. Lo malo es que fue con Fox. Su gobierno Montessori (porque cada quien hacía lo que quería), terminó con el respeto que se le tenía al emblema presidencial.

Calderón se ha dado a la tarea de recuperar la fuerza de la palabra, pero de qué manera. Tan sólo en los meses recientes podemos recordar declaraciones que repiten que vamos ganando la guerra contra el narco, que ya salimos de la crisis, que vamos por buen camino.

Las secretarías y dependencias federales se alinean con Calderón en una lógica de que cambiando la percepción ciudadana las cosas mejorarán. Entonces nos bombardean con spots tan alejados de la realidad que la teoría de la aguja hipodérmica se hace añicos.

Según un estudio de Fundar, con cifras de la Secretaría de Hacienda, de 2006 a 2009 el gasto en comunicación social de secretarías y dependencias públicas, incluida la PGR, incrementó 42%, gastándose hasta 173 millones de pesos en la campaña del tesorito abajo del mar, que para lo único que sirvió fue para sacar una reforma de Pemex mojigata.

Además, desde 2006, año con año, el gobierno federal ha gastado más de lo presupuestado en comunicación social y publicidad, ejerciendo en 2008 247% más de lo estimado.

Este gobierno ha dejado de comunicar lo que a la sociedad le interesa, y usa esos espacios para marketing político. Habrá que decirles que la mejor propaganda son los hechos.

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