Por César Martínez
En ocasiones, el tío de mi amiga se levanta a medianoche con el corazón galopando en sus oídos y con la respiración de torbellino, suda frío; entonces fuma y no vuelve a dormir. Él fue un guante blanco en ese 2 de octubre negro, y le ha contado a mi amiga que fue horrible lo que hizo, que nunca se lo ha perdonado y que a veces aun tiene pesadillas.
Trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) es el nombre científico que se le ha dado a la afectación que algunas personas sufren luego de eventos de verdad traumáticos. Y según la Asociación Americana de Psiquiatría, el PTSD puede causar problemas en el sueño, flashbacks, pérdida de placer y disminución en los reflejos que sirven para emprender la huida ante un riesgo.
Para entender mejor este daño cerebral, Robert M. Sapolski, acaso el divulgador científico más importantes de nuestra era, nos presenta en su libro El mono enamorado y otros ensayos sobre nuestra vida animal (Paidos, 2007) un estudio que se realizó a soldados de las dos grandes guerras que han azotado a la humanidad.
En estos estudios científicos se notó que los veteranos presentaban una disminución en el tamaño de su hipocampo, esa pequeña zona ubicada casi en el medio del cerebro y que sirve nomás para la memoria a largo plazo y el manejo del espacio.
Y es que, según nos cuenta Sapolski, en los momentos de estrés es cuando más se generan glucocorticoides, hormonas que en cantidades excesivas pueden dañar a las neuronas del hipocampo.
Sin embargo el mismo Sapolski pone en tela de juicio estos estudios, pues si algo tienen los científicos es que siempre están preguntando y no quedan conformes con una primera impresión. ¿Y qué tal si desde antes de la guerra los militares que fueron estudiados ya tenían su hipocampo más pequeño de lo normal?, entonces quiere decir que una persona con hipocampo disminuido es más susceptible a quedar traumado.
Por ello se han realizado importantes estudios a los soldados de guerras actuales, poniendo principal interés en los que tienen un gemelo que no fue enviado a la guerra. De hecho, recientemente Sapolski dio una conferencia en México para científicos, donde les mostró los avances en la materia.
Habrá que estar al pendiente de estos nuevos datos, pero antes lean El mono enamorado y otros ensayos sobre nuestra vida animal, de Robert M. Sapolski.