Cada año se invierten al menos 50 millones de pesos en el programa plan maestro de rescate del río Magdalena, a fin de preservar los servicios ambientales, ecoturísticos y garantizar el abastecimiento de agua y la sustentabilidad del afluente que cuenta con una extensión aproximada de 20 kilómetros, informó Marta Delgado, secretaria del Medio Ambiente del DF.
Creado en 2008 por el Programa Universitario de Estudios de la Ciudad de México de la UNAM y la Universidad Autónoma Metropolitana, y con el apoyo de la Secretaría del Medio Ambiente local, el plan de rescate “es un ambicioso proyecto que incluye acciones de saneamiento hidrológico y restauración de los ríos Magdalena y Eslava, este último desviado hacia el primero, y cuya cuenca es de las más extensas”, afirmó.
Únicamente se aprovecha 20 por ciento del agua del arroyo, el resto se contamina con la descarga de aguas negras y basura, y termina en el drenaje de la ciudad. Con este proyecto, que forma parte de una iniciativa del Plan Verde de la Ciudad de México del gobierno de Marcelo Ebrard, se calcula que podrán aprovecharse al menos cinco metros cúbicos del agua del río.
La funcionaria capitalina comentó que el plan tiene un enfoque comunitario y tomará por lo menos diez años recuperar el río Magdalena. “Existe gran voluntad por parte del gobierno y de todos los actores que integran este proyecto para reencaminar los ríos de la ciudad hacia la sustentabilidad, sin importar el tiempo que se tenga que invertir”, dijo.
De acuerdo con Delgado, en la zona urbana que abarca prácticamente la mitad de la extensión del río, el deterioro es mayor porque se utiliza como drenaje. “Cada tramo tiene necesidades distintas, algunas partes del río requieren conservación, otras control de descargas de aguas residuales, asentamientos irregulares, diseño urbano y paisajístico; también de mobiliario urbano para contar con bancas y actividades recreativas”, expresó.
Las principales fases del programa son el manejo forestal de la cuenca alta, el saneamiento del cauce principal, la solución hidráulica para impedir que las descargas de las casas y del drenaje se vayan a los ríos y hacer que se dirijan a una planta de tratamiento, detener el crecimiento de la mancha urbana, implantar medidas de vigilancia para evitar la tala, mejorar el paisaje urbano, y crear espacios públicos que involucren a la población local.
Delgado sostuvo que el proyecto tiene una visión integral de restauración y conservación de los territorios urbanos y rurales del río Magdalena pero, principalmente, dijo, “es la voluntad de encaminar a la ciudad que queremos y esto nos va a demostrar que así como podemos deteriorar el aire, el agua y los suelos también podemos rescatar lo que ya hemos perdido”, agregó.
El río Magdalena nace en el cerro La Palma, en Magdalena Contreras, y desemboca en el drenaje de Coyoacán, es el último río vivo y natural que queda en la Ciudad de México, y también el único que cuenta con un plan de preservación para el aprovechamiento del agua de lluvia, la conservación de las aguas subterráneas y el tratamiento de agua residual.
Baja por el Parque Nacional de los Dinamos y entra con cauce abierto a la ciudad, a través de diversas colonias en la delegación Magdalena Contrera.
Atraviesa el Periférico hasta llegar a la presa Anzaldo, de ahí, gran parte del caudal se va al Interceptor Poniente y otra continúa su curso; en un tramo completamente entubado por avenida Río Magdalena, que atraviesa Revolución e Insurgentes.
Sigue entubado por Chimalistac, y a la altura del templo de Panzacola, en Coyoacán recupera el cauce abierto, el cual pasa por los viveros; más adelante se encuentra con río Mixcoac y ambos forman el río Churubusco, donde se vuelve a entubar.
- Claves
Van al drenaje
• Noventa por ciento de los 40 ríos del Distrito Federal han sido entubados porque se han convertido en drenajes que desembocan en el Canal del Desagüe; el único que ha conservado su condición natural es el río Magdalena.
• De acuerdo con el GDF, el principal problema es la falta de doble drenaje, “como sucede en casi todas las ciudades de América Latina: uno para fines domésticos y otro para arrojar los residuos industriales”.
México • Nancy Zamora
Publicado en Milenio Diario
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