octubre 25, 2010

Retraso de un año en obras viales de Periférico Oriente

Por César Martínez

Al oriente de la Ciudad de México, sobre el tramo de Anillo Periférico llamado Calle 7, existen dos obras viales inconclusas que afectan a comerciantes, transportistas y a miles de ciudadanos que a diario cruzan del Estado de México al Distrito Federal y viceversa.

El distribuidor vial de Calle 7 y Avenida Chimalhuacán, que comunicará a la delegación Venustiano Carranza y el municipio de Nezahualcóyotl, tendría que haber estado terminado el 22 de julio de 2009, según el proyecto original.

Sin embargo, actualmente sólo se han montado las estructuras metálicas de los primeros metros de las rampas que tendrá el distribuidor sobre Periférico, Chimalhuacán y Avenida Río Churubusco, según se pudo observar es un recorrido por la zona.

Desde que se inició esta obra a finales de 2008 se redujeron los carriles en Calle 7, dejando en unos tramos sólo un carril libre para cada sentido de la circulación.

Comerciantes de la Avenida Chimalhuacán, la cual se encuentra cerrada a la circulación en su cruce con Periférico, piden que del Fondo Metropolitano les den ayuda económica para poder pagar la renta de los locales.

“De poco más de 50 comercios que éramos en la zona sólo quedamos unos 20”, aseguró Rafael Mendoza Ochoa, dueño de una refaccionaria y quien ha encabezado los reclamos de los vecinos ante distintas autoridades.

En el Palacio Municipal de Nezahualcóyotl, comentó Mendoza Ochoa, les dijeron que ese tipo de ayuda no le corresponde al municipio.

“Sólo vendo el 20% de lo que vendía hace año y medio”, relató Estela Recillas Munguía, dueña de una tienda de pinturas.

Ambos explicaron que los comercios que no han quebrado son los que tienen más de 20 años de antigüedad, lo que les permitió hacerse de una clientela que a pesar de las obras viales acuden a sus negocios.

La licitación de este distribuidor vial fue ganada por la constructora Proyectos y Desarrollos de Infraestructura, la cual informa en su página de internet que fue creada en 2007 para consolidar una alianza con la empresa Gutsa.

En julio de ese mismo año el diputado perredista Humberto Zazueta Aguilar solicitó ante el pleno de San Lázaro la suspensión de permiso de construcción de Gutsa, acusándola de irregularidades en algunas construcciones en las que había participado.

A siete cuadras de la Avenida Chimalhuacán se construye el distribuidor vial de Pantitlán, que inició obras el 26 de enero de 2009, dos meses de retraso respecto al contrato firmado en noviembre de 2008.

Aunque la obra tendría que haber estado lista el 19 de septiembre, según el proyecto original, actualmente al menos uno de los sentidos de la circulación del puente ya está en servicio.

Carlos Ponce, ingeniero de Grupo Collado que está a cargo del ensamble de las estructuras metálicas de los puentes, comentó que problemas con cables de alta tención y con ductos de agua retrasaron medio año las obras.

“Si no, sí hubiéramos terminado en tiempo”, aseguró.

Esta es una zona muy transitada, por ella circulan autobuses, microbuses y combis de las rutas 1, 9, 11, 22, 39, 47, 101, 102 y 103, además del RTP que recorre de Perisur hasta la Alameda Oriente del Bordo de Xochiaca.

Taxistas del lugar aseguran que antes se tardaban 10 minutos en cruzar Periférico, pero ahora a veces se llevan media hora o más.

En las calles aledañas a estas vialidades los vecinos han bloqueado el acceso a automóviles con cadenas o tambos rellenos de cemento.

Y en algunos casos piden dinero a los trabajadores del servicio público para dejarles cruzar por esas calles.

octubre 08, 2010

Vargas Llosa, el pez que regresó al agua



Israel Füguemann / Cronic-arte
07 de octubre de 2010
Se escribe para llenar vacíos, para tomarse desquites contra la realidad, contra las circunstancias.
por: Füguemann

Sólo la derrota que sufrió en las elecciones por la presidencia de su país (Perú), fue capaz de hacer entender a Mario Vargas Llosa (Arequipa 1934) que “el genio artístico o literario, no es, en ningún caso, garantía de lucidez política”.  El mundo lo necesitaba  más en las letras que en el gobierno, porque ahí tan sólo era “un pez fuera del agua” como lo relató en sus memorias un año después de su desafortunado descalabro.

Hoy a 20 años de haber perdido lo que en ese entonces aparentaba ser un sencillo triunfo ante Alberto Fujimori, un ingeniero agrónomo desconocido por muchos hasta entonces, Mario  Vargas Llosa llega al pináculo de su carrera al recibir el Premio Nobel de Literatura 2010 tras 47 años de la publicación de su primera novela La ciudad y los perros.

El hombre serio y de convicciones fuertes que a lo largo de su vida nunca temió afrontar las consecuencias de su ideología política, contraria al honor intelectual que la izquierda ofreció a muchos otros autores de su generación, se convierte en el sexto escritor latinoamericano en recibir este galardón, que sólo habían podido alcanzar figuras Gabriela Mistral (Chile), Miguel Ángel Asturias (Guatemala), Pablo Neruda (Chile), Gabriel García Márquez (Colombia) y Octavio Paz (México).

Vargas Llosa que alguna vez llamó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) la dictadura perfecta, ha sido siempre un personaje polémico. Criticado por muchos y admirado por más, el autor de ensayos como “Desafíos a la libertad” (1994) aceptó en su momento debatir con el presidente venezolano Hugo Chávez al cual calificó de “dictador” como Fidel Castro, con el que en 1971 rompió relaciones luego de la detención del poeta Heberto Padilla y su esposa acusados de “actividades subversivas” contra el gobierno castrista.

Este carácter inamovible que lo ha caracterizado siempre, trató de desnudar a través de sus letras y libros el régimen corrupto del cual no sólo ha sido presa su natal Perú, sino la mayoría de los países Latinoamericanos. El reconocimiento lo ganó por la crudeza con que  retrata de los regímenes y sistemas políticos, que le valió, convertirse en el peruano más reconocido a nivel mundial y,  encabezar junto con un puñado escritores como Julio Cortazar, Carlos Fuentes entre otros, una de las glorias literarias más grande de éste continente, el llamado “Boom Latinoamericano”.

En los años que Vargas Llosa pasó de ser tan sólo un orador político en contra de la nacionalización de la banca peruana, durante el primer gobierno del actual presidente peruano Alan García, a convertirse en el candidato oficial del El Frente Democrático (FREDEMO) que agrupo varias corriente cristianas y de derecha; su nación había sufrido años atrás, el dolor y el derramamiento de sangre que la guerra entre el movimiento terrorista Sendero Luminoso y el estado peruano habían ocasionado tan sólo una década atrás un saldo de 70 mil muertos.

Perú fue en algún momento semillero ideológico de muchas de las corrientes más radicales de la izquierda cuando Vargas Llosa era periodista. Años después estas escuelas de pensamiento se convirtieron en el nutriente de guerrillas urbanas. Una de sus novelas más célebres “La guerra del fin del mundo” (1981) nació de la fascinación que Vargas Llosa  siempre ha demostrado a lo largo de su vida por el fanatismo, la complejidad y el peligro de lo que el denomina, “el impulso totalizador” del fanático, contra los cuales ha tenido que luchar, aunque sea de manera interna.

Vargas Llosa se sabe peruano pero se reconoce de vocación cosmopolita, se presume apátrida, y detesta el nacionalismo. El arequipeño ama intensamente su tierra, en especial la amazonía, aquella zona selvática de hartos bochornos y colores que nace al oriente de la cordillera de los andes.
 Su primer viaje a esta zona que ocupa 60% del total del territorio peruano, lo realizó a los 22 años de edad, a partir de esa  fecha el frondoso verde del Amazonas ha sido y es, la fuente más rica de material imaginativo de varias de sus novelas. Allí nació “Pantaleón y sus visitadoras”, obra que hace algunos años fue llevada a la pantalla cinematográfica; también es la cuna de “La casa verde” y “El hablador” novelas que forman parte de los 19 títulos de ficción que Vargas Llosa ha colocado exitosamente  en la mente de los lectores alrededor del mundo.

Traducido a más de 30 lenguas diferentes y galardonado con tantos premios, como libros tiene en su haber, entre ellos  el periodista, escritor , político y hoy profesor de filosofía de la escritura Princeton (Nueva Jersey) no esperaba ganar el Nobel, porque pensó que su figura había quedado en el olvido. Lo que quizás él olvido fue que,  “La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar”.