marzo 03, 2009
La visita inesperada
Por Füguemann
La Visita
Hace un par de noches me visitó un viejo amigo. Su visita fue tan sorpresiva que aún no doy cuenta de ello. Llegó en una camioneta Blazer. Roja. Bien equipada. Uno de esos vehículos de procedencia americana que conforme pasan los años, se ven más y más circular por todo el territorio nacional.
Arreciaba el frío. Lo saludé. Bebía una botella de whisky. Escuchaba al Cártel de Santa. “Es el volumen prohibido”. Éste disco contiene temas que su autor “Babo", el vocalista, escribió cuando estuvo en prisión por asesinar a su compañero Ulises Nayit Buenrostro “accidentalmente”.
Alejandro cantaba “Dicen que son gánsters si no le han jalado. Dicen que son gánsters si nunca han robado. Dicen que son gánsters si nunca han bateado”. Se veía contento. Fumaba marihuana. Me platicaba de su vida. Hacía varios meses que no sabía de él. Parece que estuvo de viaje.
Unos años atrás
Los 28 años de vida que tiene Alex han sido duros. Creció sin una figura paterna. Es el tercero de cinco hijos. El varón mayor. La secundaria la dejó apenas al segundo año. Sus amigos siempre fueron mayores que él. Con ellos aprendió todo. Desde el cigarro hasta el robo. Lo que empezó como un juego para él, hoy es una realidad para su familia. Ha estado en prisión un par de veces. No por mucho tiempo. Cómo él dice, siempre ha corrido con suerte.
Su viaje
Calza tenis Adidas. Negros. Casi nuevos. “Me los compré en Colombia, en Bogotá”. Mi sorpresa creció ¿Fuiste a Colombia? “Sí a Colombia, cómo ves” ¿A qué? “No te puedo contar” ¿Por? “No puedo andar contando pero estuvo chingón el viaje, se gana buena lana”. Prendió un cigarro y bebió.
La trayectoria
El disco seguía tocando. Canciones cuyas letras transcurren entre drogas, asesinatos, celdas, pandillas, mujeres, sexo. “La pura vida real”. Alex empezó como todo ladrón inexperto. Primero los dulces y luego las cervezas. Pero la vida nos va enseñando. Luego fueron bicicletas, después auto estéreos, lap tops, y un sin fin de cosas más.
“Todo está arreglado”
“Lo mejor de Colombia son las viejas”. Su mirada extraviada, y unos cuantos tragos de whisky más, aligeraron sus palabras. Comenzaron a fluir como la noche. “La neta todo está pagado, el avión, el hotel, la policía, todo, lo único que tengo que hacer es llegar con las cosas hasta allá, donde me reciben a toda madre, hasta con viejas y toda la cosa”
Sigo atento. Nada me queda claro. Pero dime, ¿qué llevas? “Neta no te puedo decir, pero ya te has de imaginar, se necesita ser pendejo para no saber o imaginarlo”. No sé, repito. “ Lo único que te digo es que todo está bien organizado y no soy el único, me pagan entre 20 y 25 mil por viaje, está chingón y no hay pedo, la próxima me voy a comprar una moto”.
No quise saber más. Llevé la plática por otros temas. Hablamos de amores y amigos, de parrandas y fiestas. De esas cosas que se hablan en una camioneta roja, bebiendo, fumando y escuchando Hip Hop. Con un viejo amigo que hablaba de su vida.
Las noches en que pienso
Siempre he pensado que los juicios de valor se hacen aparte, y nunca son buenos. ¿Qué se hace cuando un amigo te abré su corazón? ¿Dónde queda el periodismo frente a la amistad? Lo sigo pensando. Muchas noches antes de dormir lo repaso todo. Lo vivido y lo aprendido. Creo que no hay escuela que lo pueda enseñar. Ni amigo que lo quiera aprender.
Alejandro tiene tres hermosas hijas. Todas con diferentes mujeres. “Las amo un chingo y quiero que tengan lo que yo nunca tuve, todo es de ellas”. No hay excusas contra los malos actos ni perdón por el destino de la vida. Sólo hay hombres de errores grandes y decisiones buenas.
¿Nosotros de qué lado estamos?
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