septiembre 29, 2009

Mientras quede juventud

¿Qué carajos pasa en este país? Me pregunto, y de inmediato noto lo juvenil que suena eso. Y es que los viejos pensaron en lo mismo durante sus años de esperanza, de irritabilidad ante las injusticias, de rebeldía y fuerza, pero al paso del tiempo (y con la indiferencia que causa la monotonía) dejó de tener sentido repetirse la pregunta y siempre obtener la misma respuesta.

¿Qué carajos pasa? Pasa corrupción, trampa, tranzas, negocios oscuros, acuerdos copulares, favoritismo, pobreza, nepotismo, ignorancia, abuso de poder, impunidad, desigualdad, discriminación, burocratismo, hueva, deslealtad, traición, pereza, inmovilidad, alienación, desinterés, represión, atraso, subdesarrollo. Eso pasa. Pero por qué, ¡por qué!, me sigo preguntando mientras aun me quedan fuerzas.

Y es que en realidad esos no son problemas, sino síntomas.

En la Semana de la ciencia y la innovación 2009, que se llevó a cabo en la Ciudad de México, los ponentes expusieron de forma clara y contundente la importancia de tener una sociedad, si no científica como tal (pues “qué aburrido sería”), al menos con un entendimiento básico de la ciencia.

Cómo querer que se cuide el agua, si no se entiende su importancia y los proceso que tiene; cómo tener una ciudad más limpia, si no se dimensionan los daños al medio ambiente; cómo combatir la obesidad, si no hay un entendimiento de lo que son los carbohidratos y las calorías, de cómo el cuerpo los procesa y cómo podemos combinarlos de forma adecuada, se preguntó el investigador del Cinvestav, del IPN, Ricardo Cantoral.

Y como él, otros tantos lo dijeron. Demostraron con estudios internacionales, investigaciones científicas e incluso con anécdotas, los beneficios de mejorar la educación. Pero también demostraron que no se necesitan los grandes cambios sino simple voluntad. Y es algo que ya sabemos todos. Y también sabemos que el sindicato es una bazofia y las reformas educativas han sido una gran farsa. ¡Pero por qué! ¡Carajo! Por qué si todo el mundo lo sabe los políticos no hacen nada al respecto.

También hace algunos días leí un ensayo titulado Comunicación, gobierno y ciudadanía del doctor Josep Rota, donde dice que una participación ciudadana de manera más directa en las decisiones de gobierno, mediante una adecuada estrategia de comunicación, es la forma más eficiente y eficaz para lograr el progreso de un país.

Y enumera otros puntos para lograrlo: retroalimentación con el gobierno, políticas sociales incluyentes, beneficios directos en las comunidades por el pago de impuestos, inclusión de diversos medios de comunicación, facilitación de la información gubernamental a los ciudadanos, continuidad en los proyectos de la administración pública.

Otra vez cosas obvias que casi podrían resumirse en: honestidad, igualdad y compromiso con (para y desde) la ciudadanía. Pero no, los funcionarios públicos que la minoría de los mexicanos elige (pues simplemente de los que pueden votar, menos de la mitad lo hacen) parecen pertenecer a una clase dorada, semidioses del Congreso que no sufren las mismas penas de los demás. Se han alejado tanto de uno, que ya no representan a nadie más que a sus intereses.

Pero también, hay que decirlo, nosotros las personas de a pié, sufrimos de una apatía que desmoralizaría hasta a Hitler o el Che.

Ahora me temo que esto quedará sólo en papel, como quedaron los escritos de viejos. Me temo que todo seguirá igual. Que al paso del tiempo me cansaré de decirlo y que otros atrás de mí lo dirán.

Por favor, lector, no me deje envejecer.

Convertirán en hotel la Torre Latinoamericana

El proyecto iniciará en noviembre y será inaugurado el 15 de septiembre de 2010.


México.- Rascacielos emblemático de la Ciudad de México y precursor del edificio inteligente, la Torre Latinoamericana será remodelada y convertida en un hotel de 136 habitaciones que se distribuirán en 19 pisos.

Con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia, y como parte de la modernización del Centro Histórico, la obra “sufrirá una reestructuración que la hará lucir como nueva”, aseguró a MILENIO, Pedro Fossas, director del edificio.

A sus 53 años, la Torre Latinoamericana mantiene sus 44 pisos en funcionamiento. Los primeros 15 son ocupados por oficinas de telecomunicaciones, en las cuales laboran unas mil 200 personas. En los tres sótanos, donde se concentra el sistema nervioso del edificio, se cuenta con bodegas y talleres que almacenan bombas de agua y generadores de luz.

En los últimos siete pisos se ubican un restaurante, un museo fotográfico de pasajes de la Ciudad de México, inaugurado hace cuatro años, y un mirador al aire libre al que asisten en promedio mil 500 personas a la semana.

De acuerdo con el director del edificio, se invertirán 160 millones de pesos en la construcción del hotel, que se instalará del piso 16 al 35 y que empleará a 160 personas. La cuenta regresiva de este ambicioso proyecto comenzará a partir de noviembre de este año cuando inicie su construcción, y será inaugurado el 15 de septiembre de 2010. “Lo que queremos es que coincida con el bicentenario”, indicó Fossas.

Los cambios serán para mejorar su imagen y para acercar al turismo al Centro Histórico.

“El edificio mantendrá su diseño y aspecto original. La idea principal es darle vida y una nueva imagen para 2010”, aseguró.

El líder del proyecto comentó que el desarrollo se encuentra en la etapa de firma de contratos.

“Se platicó con el Gobierno del Distrito Federal sobre la instalación del hotel, está muy entusiasmado porque será un aporte para el Centro Histórico”, dijo.

Sin embargo, aún no se da a conocer cuál será la cadena de hoteles que participará en el proyecto.

La torre fue diseñada hace medio siglo por el arquitecto Augusto H. Álvarez e inspirada en el Empire State Building de Nueva York, y costó casi 720 millones de pesos.

El edificio se ha deteriorado. “Hoy la torre se ve con la edad que tiene, por eso es necesaria su remodelación”, aseguró Fossas, quien agregó que dentro de los planes de su restauración se prevé renovar la fachada.

Además se colocarán sistemas contra incendios y una iluminación especial con luces dinámicas que hagan lucir el inmueble. Se remozarán los pisos, elevadores y sistemas de seguridad.

Es considerado de los más seguros a escala mundial por su sólida estructura a base de acero, sus diseños y la cimentación inteligente. Representa un icono de la arquitectura mexicana y punto de referencia para capitalinos y turistas.

Las características
La construcción de la torre, que fue inaugurada el 30 de abril de 1956, estuvo a cargo de Adolfo Zeevart y los arquitectos Augusto H. Álvarez y Alfonso González, y el ingeniero Eduardo Espinosa.

Cuenta con 44 pisos, tres sótanos, una antena para radio y televisión y un reloj que cada 15 minutos entona una melodía y permite ver la hora desde los cuatro puntos cardinales.

Pesa 24 mil 100 toneladas y tiene capacidad para 10 mil personas, aunque sólo se cupa 60 por ciento de su espacio. Su estructura la ha ayudado a resistir los sismos de 1957 y de 1985.


Nancy Zamora

Nota publicada en Milenio Diario el 21 de septiembre de 2009

http://www.milenio.com/node/288820