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Pues ya llegó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Y yo no sé ustedes, pero a mí el comercial de la Texican, esa hamburguesa anunciada allá en España y que tanto ofendió a nuestro embajador Jorge Zermeño Infante, me resulta por mucho trivial a comparación de lo que los capitalinos sufrimos, y en general trivial junto al mensaje que nos deja a los mexicanos, la “escala” que Obama hizo en nuestro país.Quisiera detenerme un poco en el promocional que Burger King, en España, le hizo a su nueva hamburguesa Texican, y es que es lamentable que en cualquier insignificancia encuentren nuestros funcionarios, en este caso el embajador Jorge Zermeño Infante, una ofensa para el pueblo mexicano.
Veo varias cosas que muestran un bajo perfil e incongruencias en el gobierno mexicano. Quienes han visto el video de la propaganda notarán que el personaje –un luchador– que supuestamente representa a México, en primera, usa una especie de jorongo que en todo caso no es la bandera de nuestro país, sino la de Italia, pues no tiene el escudo del águila; podrán argumentar que por el nombre de la hamburguesa se sobre entiende que se trata de una referencia a México. Supongamos que así fue, está bien, concedo.
En el mismo comercial se ve al cowboy y al luchador conviviendo perfectamente. Cada uno tiene sus debilidades y fortalezas, que usan para complementarse y sacar adelante todas las labores. En una de las escenas el vaquero no pude destapar un frasco, entonces el supuesto mexicano, más fuerte que el greengo, sin problemas le quita la tapa al embace. ¿Acaso EUA se ofendió por esa clara muestra de que son más débiles que México?
Actuamos (me incluyo, porque a pesar de mi voluntad, las acciones de nuestros funcionarios, sobre todo en el extranjero, proyectan y crean una imagen de todos los mexicanos) acomplejados. ¿Acaso ofendió que nos dibujaran más chaparros que al vaquero? ¡Por Dios! Y la voy a poner fácil: cualquiera que siga a la selección mexicana de futbol, podrá darse cuenta que una de las dificultades que tiene nuestro equipo al enfrentar a países europeos, y también contra EUA, es la estatura. Lo sufrimos en cada saque de esquina y en cada centro al área. Es una realidad que a mí ni me ofende ni me hace menos.
¿Ofendió que el luchador se vea gordo? El mismo Felipe Calderón declaró el 7 de abril que México es “el país con el mayor problema de obesidad infantil y el segundo con obesidad adulta”. Otra realidad que no ofende, pero sí preocupa, y sobre todo que no cambia con declaraciones ni evitando comerciales, sino con políticas públicas y acciones concretas.
¿Ofendió que se haya elegido la imagen de un luchador? A mí me gustan las luchas, y fuera de La leyenda de la nahuala, creo que la lucha libre nos ha dado a nuestros héroes de los últimos años. Quizá hubieran preferido que en vez de un luchado pusieran a un sicario, al Chapo, que además de todo es multimillonario, o a un charro, para que sigan pensando en otros países que en México seguimos montados a caballo y con revolver en la cintura. Y por favor ya dejen descansar a Pedro Infante, todos los años es lo mismo.
Ahora bien, que la Constitución Mexicana prohíbe que se usen los símbolos patrios en actos no oficiales, este… creo que olvidaron que en España no aplica la ley de México. Pero eso sí, cuando Ana Guevara o Julio César Chávez se envolvían victoriosos con la bandera, ahí no había problema.
Si no queremos que se nos represente de esa manera, cada uno de nosotros debemos trabajar para cambiar nuestra imagen, sin esperar que el gobierno lo haga, porque se corre el riesgo de sacar el cobre y ganar maratones haciendo trampa, como hizo Madrazo en octubre de 2007.
Este berrinche me recordó cuando Obama, tratando de ser amable, dijo que Calderón era el Eliot Nes mexicano. Uy, no, qué ofensa, nuestros políticos saltaron de inmediato: “¡el presidente no es un policía!”, chillaron sin tener en cuenta que Nes es todo un héroe en EUA. Bien dijo Denise Mearker en su programa de radio, que si Obama hubiera dicho que Calderón era como Superman, hubiera dicho que era una ofensa, porque nuestro presidente no usa mallones.
Los reflejos de la realidad no pueden ser una ofensa. Imagen que Obama se ofendiera porque le dijeron que era un presidente negro.
Lo que sí me ofende es la manera en la que el gobierno mexicano se achica ante Obama. Y lean el mensaje de lo que escribí: no es sólo el gobierno federal el que se achica, sino el gobierno mexicano en su totalidad, y no es ante el gobierno de Estados Unidos en su totalidad, sino ante un solo hombre, ante Obama. Pues ni con Hillary Clinton, ni con Janete Napolitano, se dispusieron sistemas de seguridad tan fuertes. Y ya sé que es “el presidente de EUA”, pero la expectación por recibir al histórico mandatario superó la visita que Bush le hizo por primera vez a Calderón, ya como presidente, en marzo de 2007.
Lamentable, lo digo con resignación, pues en realidad ya no se puede esperar algo mejor, que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) errara garrafalmente al desinvitar a líderes de la Cámara de Diputados a la cena con Obama, cuando se anunciara que los invitados serían sólo 100 y no los 300 que anunciaron de inicio. La pregunta quedará en el aíre: cuando haces una cena en tu casa, ¿las condiciones las pone el anfitrión o los invitados?
Cuentan además que la desinvitación la hizo Bettina Chávez, directora general de Coordinación política de la SER, ¡por teléfono!, y no directamente con los líderes partidistas, sino con las secretarias.
Curiosamente dos de a los tres que inicialmente les quitaron la invitación, son los representantes de los partidos que en 2006 apoyaron a Andrés Manuel López Obrador: Ricardo Cantú del PT, Gloria Lavara del PVEM y Alejandro Chanona, de Convergencia, quien dijo a un reportero del diario Crónica: “¿No sé qué México quieren mostrarle a Obama, un mundo feliz, sin problemas, y no un México contendiente, de gente que piensa diferente y lo dice?”
Paradójico que durante estas pocas horas que nos dedicó Obama, la colonia de Polanco, en la Ciudad de México, fue el lugar más seguro del planeta. Miles de policías del DF, de la PFP, militares y agentes de EUA, cercaron 16 cuadras alrededor del hotel donde se hospedará Obama la noche de su llegada. Esto sin importarles los que trabajan en la zona o viven por ahí, quienes tenían que identificarse plenamente y caminar hasta su destino.
Un sondeo que realizó Milenio TV mostró claramente el desacuerdo y la inconformidad de las personas.
Y si en su momento se criticó al gobierno por cerrar Teotihuacán para que Sarkozy, presidente francés, y su símil mexicano recorrieran las ruinas, entonces hoy debe ser doble o triple la molestia.
Ya ni sé cómo reflejar el ridículo que se hizo ante la llegada de Obama. En esta semana nos enteramos hasta que se recomendó evitar moles y chile en la cena para el presidente de EUA, que su auto La Bestia pesa 6 toneladas y que los asientos regulan su temperatura automáticamente, y uno de los principales datos que en su discurso dijo Calderón, el que el 90% de las armas que usa el narcotráfico vienen de Estados Unidos, es un dato que dio a conocer la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y no información generada por la inteligencia mexicana.
Yo no sé, pero ah cómo se alborotó el hormiguero, tan sólo por una “escala”, ¡porque además de todo así lo manejó el gabinete de Obama!, como una “escala” antes de ir a Trinidad y Tobago para la Quinta Cumbre de las Américas. Una escala que me sonó a una versión inversa de la frase con la que Fox quebró las relaciones con Cuba, y que bien podría quedar en: “como y me voy”.
El pez grande se come al pez chico.
Yo no sé, pero al final Obama sólo es un presidente, si quieren el presidente de la nación más afectada de la crisis, o la nación con más adictos del planeta, pero sólo un presidente más. Quizá por eso no soy político, eso de la sumisión no se me da.
PD: La Bestia pasó su última prueba de fuego: los baches de la Ciudad de México. // En EUA los diarios ni si quiera comentan hoy la visita de Barack Obama a México.
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