marzo 05, 2009

Sobreinformación

El tiempo es escaso para escribir unas líneas. Este espacio ha funcionado bien, acaso mejor de lo que esperábamos (832 visitas en el primer mes, y que quede documentado). Esto a uno lo motiva, pero sólo tenemos 24 horas por día… muy poco para decir todo lo que se quiere y requiere.

Desde mi última columna varios temas se han entumecido en mis dedos torpes sobre el teclado.

Primero los perros consejeros electorales que se aprobaron un incremento salarial, para así percibir 330 mil pesos mensuales, el doble de lo que gana Felipe Calderón. Y es que con esas pretensiones absurdas, fuera de lugar y ofensivas tumban lo que a pica piedras se ha venido creando: un organismo electoral con representación ciudadana. En la génesis del Instituto Federal Electoral (IFE), con la creación de la Comisión Federal Electoral en 1977, éste órgano no era sino un paladín del gobierno priísta, avalando cualquier elección. Es hasta el 11 de octubre del 90 que se crea como tal el IFE y junto con él el Tribunal Superior del Poder Judicial de la Federación (TRIFE), pero aun había candados pues tenían que ser consejeros magistrados. Cuatro años más tarde se crea la imagen de consejero ciudadano y finalmente hoy son consejeros electorales. Pero todo este proceso parece no haber servido sino para crear otro foco de corrupción y prepotencia, una burbuja más -dentro de nuestra burocracia de mierda- que se aleja liviana del bienestar ciudadano. Afortunadamente dicho incremento salarial no se llevó a cabo. Afortunada o quizá torpemente, porque uno de los consejeros tuvo el descaro de afirmar que por tratar de hacer las cosas transparentes se hizo todo el escándalo, léase “si queremos nos lo aprobamos y ni cuenta se dan”.

Pronto este tema pasó. Los consejeros del IFE siguen ganando cerca de 200 mil pesos mensuales, los magistrados de la Corte más de 300 mil y ya no quiero seguir con la lista, coraje me da.

Otro tema parecía agilizar mis articulaciones de la mano. Mujer Otomí acusada de secuestrar a seis afis. Leo el reporte que hace el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh): Resulta que el 26 de marzo de 2006 elementos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) -creada en 2001 por el actual secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna- ingresaron a Santiago Mexquititlán, al sur de Querétaro. A los pobladores les arrebatan su mercancía alegando que se trata de piratería, ellos protestan y al lugar llegan el agente del Ministerio Público (MP) federal con sede en San Juan del Río y el jefe regional de la AFI. Les dicen que van a responder por esos bienes y se retiran, dejando, por órdenes de las autoridades, como garantía al agente Jorge Cervantes. Luis Arriaga Valenzuela, quien encabeza el Prodh, asegura que el AFI todo el tiempo estuvo comunicado y nunca fue violentada su integridad.

En eso la señora Jacinta Francisco Marcial, mujer Otomí de 42 años, quien tenía un puesto de aguas frescas, pasó por la zona. El fotógrafo de un medio local la capturó con su cámara.

El 3 de agosto de 2006 el MP llama a Jacinta, le dicen que tiene que ir a responder por la poda de unos árboles. Mentira, es acusada (junto con otras dos mujeres) de secuestrar a seis afis, ¡seis de la AFI! ¡Por díos! ¿Han visto a eso monigotes? No son los chaparros gordos y/o viejos de la policía auxiliar, no, claro que no. ¿Y ahora resulta que Jacinta los secuestró? No me jodan.

Desde esa fecha (agosto de 2006) fue aprehendida, sin embargo apenas el 19 de diciembre de 2008 fue sentenciada a 21 años de prisión y una multa de 91 mil 620 pesos. Para mayor inri, doña Jacinta fue juzgada en español, lengua que ella no dominaba, y nunca tuvo acceso a un traductor. A más de dos años de dos años de estar privada de su libertad, hoy en día ya habla español lo suficiente como para entenderse con otras personas, asegura Luis Arriaga Valenzuela, quien encabeza la Prodh, organismo que se ha ganado el reconocimiento por su lucha a favor de los derechos humanos y mismo que ha asumido la defensa legal de Jacinta.

Hay mucho qué opinar al respecto: que se acuse a una mujer indígena de 42 años de secuestrar agentes federales de investigación es un insulto a la inteligencia, un absurdo más de nuestro sistema de justicia fallido; y hay que sumarle discriminación, abuso de poder… hay tanto que me encabrona y no se puede escribir porque pronto otro tema salta a los reflectores mediáticos.

Finalmente a Luis Téllez lo renuncian. Todo mundo sabe que a causa de los carpinteirazos y la presión de los medios, no tanto porque Calderón lo haya querido sacar, después de todo él (Téllez) fue quien dio la cara por el Gobierno Federal cuando lo de la muerte de Mouriño. Quizá por eso lo corrieron pero se queda. Su premio de consolación es ser asesor de presidencia.

Qué tendrá Luis Téllez que seduce tan bien a los más poderosos. Primero a Salinas, su mentor, a quien acusó de robarse la partida secreta y ahora, a pesar de esa traición, a Calderón. A poco sí es tan indispensable.

Pero quiero pensar bien. No sugeriré que tiene información privilegiada entorno al Learjet 45, ni que este cambio es sólo un enroque obligado que Calderón realizó para no perder más posición en el juego de poderes. No, esta vez pensaré positivamente. Seguramente no fue una salida forzada, sino que Luis Téllez realmente quería alejarse del gobierno, esperando que así la historia lo trate mejor luego de esta administración, por lo que aprovechó la turbulencia para dimitir. Y también seguramente Calderón se sintió tan contento de poder meter a otro incondicional a su gabinete, que cuando se dio cuenta que Horcasitas no tiene la más mínima idea de lo que se hace en la SCT, encontró en el mismo Téllez la solución.

Lo que es seguro es que Calderón pierde cada vez más el control de su gabinete. Ya sea el de Economía (como sea que se llame) siendo más catastrofistas que los catastrofistas, o García Luna acusado de proteger sólo a los sinaloenses, o la SCT y su autoespionaje, o Elizondo contra los medios de comunicación, o la SRE que vive en un México sin violencia, o Hacienda que el mar le queda como un charquito.

Lo que es seguro es que mañana habrá otro escándalo, y luego otro y otro, estrechando más las horas para escribir, entumeciendo los dedos ante la consternación y la rabia, rebasándonos, rebasándome, ya por la derecha ya por la izquierda.

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